Familia escuela #2
En nuestra primera reflexión compartíamos preocupaciones comunes a la familia y a la escuela. Concluíamos el artículo coelaborado con el Doctor Domínguez diciendo que:
Familia y la escuela comparten objetivos comunes
La familia y la escuela comparten objetivos comunes respecto a la formación completa del hijo-alumno a lo largo de las distintos períodos del desarrollo humano y del proceso educativo, estos dos agentes socializadores aportarán los modelos que les permitan integrarse en la sociedad. Indudablemente, las influencias de la familia y de la escuela necesitan coincidir para asegurar la estabilidad y el equilibrio para una formación adecuada de las futuras generaciones.
Así debemos intentar conseguir que nuestras relaciones con la escuela de nuestras hijas e hijos sean cada día mejores.
De ahí partimos para continuar con nuestro análisis de las relaciones de la familia con la escuela. Ambos contextos educativos, el familiar y el escolar, tienen semejanzas y diferencias en cuanto a sus objetivos, en cuanto a sus responsabilidades, actividades y relaciones.
Un rápido recorrido por la historia de la educación nos muestra a la familia como única encargada de la educación de los hijos. La familia satisfacía las necesidades materiales y espirituales, así como la formación de valores, destrezas y habilidades para la incorporación a la vida social y productiva. El taller, la granja o el comercio ayudaban al desarrollo de destrezas y habilidades de los que acudían a estos ámbitos productivos. Aparece luego la Iglesia como institución educativa.
Edad Media, aparecen las escuelas monacales. A estas escuelas asistían los niños de las familias pudientes, los niños de familia humilde tenían que trabajar la tierra o cuidar el ganado. Esto ha seguido ocurriendo hasta los años 70 en muchos pueblos del rural gallego. Los niños humildes, si estaban en los monasterios era para trabajar en lo mismo, huerta y granja; eran los hermanos legos que también siguieron existiendo en la España profunda hasta bien entrados los años 40 del siglo pasado.
Siglo XVIII , con la Ilustración, aparecen las primeras ideas del necesario laicismo en la enseñanza y de una educación universal, gratuita y obligatoria para todos, no para todas. Sigue la discriminación por razón de género.
Siglo XX, escolarización obligatoria. La Revolución Científico-Técnica, la industrialización y la mecanización incrementan la demanda de fuerza de trabajo cada vez más cualificada, más especializada y muchas de las operaciones realizadas por los hombres son llevadas a cabo por las máquinas. El trabajo infantil ya no es necesario y las escuelas además de la formación en valores y de prepararlos para la vida cumplen una función de guardería, mientras sus padres van a trabajar. La escuela se convierte en el ámbito educativo por excelencia, el más significativo para el desarrollo de los niños después del familiar.
De este somero y veloz recorrido por la historia de la educación se desprende que muchas de esas características siguen conservando su actualidad. La incorporación de la mujer al mundo laboral hacen que el absentismo escolar se convierta en un problema añadido a la ineficacia de la escuela para muchos de los cometidos que le exige la sociedad.
Después de este rápido paseo por la historia de la educación centremos nuestra atención en como han condicionado los cambios históricos a las relaciones familia-escuela. Podemos diferenciar:
1ª época: la iglesia, en nombre de la familia, controla el currículum académico, contrata a los profesores y marca el calendario y horario escolar.
2ª época: La relación familia-escuela se hace más distante a partir de principios del siglo XX. La impartición de materias complejas dejan poco sitio para la acción académica de los padres, ello lleva a separar las responsabilidades de la familia y de la escuela. Los padres se encargan de preparar a sus hijos en cuanto a los comportamientos y actitudes que favorecerán su inserción en la sociedad, mientras que la escuela se encarga de transmitirles conocimientos más o menos útiles para resultar productivo para sí y para la sociedad. Esta separación de funciones entre la familia y la escuela ha llegado a generar conflictos.
3ª época: actualmente se promueve la sinergia para conseguir que ambas influencias confluyan para facilitar el desarrollo de los hijos-alumnos, colaborando padres-profesores.
La necesidad de coordinación entre la familia y escuela está más definido en la teoría que en la práctica diaria.
El contacto de la familia con la escuela ha pasado por diferentes fases. En una primera fase los padres querían la exclusividad de la educación de los hijos y los profesores se dedicaban a la enseñanza de los contenidos académicos. Hoy en día, los padres delegan en los profesores la mayor responsabilidad en la formación de sus hijos y los profesores piden mayor implicación de los padres en la preparación de sus hijos para la vida.
La complejidad de las relaciones entre la familia y escuela presenta una serie de variables entrelazadas, como el nivel académico de los padres; padres con un nivel de escolarización bajo pueden mostrar interés y colaborar con la educación escolar de sus hijos y cooperar en las actividades o manifestar poca implicación en los temas escolares de los hijos depositando toda la responsabilidad en los profesores. Algo parecido ocurre con los padres con nivel superior de enseñanza. El nivel socio-económico de los padres, tampoco correlaciona directamente con su integración en las actividades educativas de la escuela.
Al igual que presentamos un veloz recorrido por la historia de la educación, podemos analizar muy superficialmente los principales modelos educativos de familia para entender los comportamientos de las familias:
1. Modelo racional se basa en una gestión jerárquica de la relación educativa con los hijos. Los padres deciden el futuro del niño. La disciplina, el orden y la sumisión a la autoridad paterna son la base de la relación padre-hijo que pasa a ser de tipo autoritario. En cuanto a la relación familia-profesores, frecuentemente, este modelo de padres desconfía de la labor de los primeros y las dificultades de comunicación pueden llegar a ser insalvables. De hecho, algunos padres de este modelo adoptan una actitud contestataria porque no aceptan resoluciones educativas que proceden del profesor.
2. Modelo humanista, le confiere al hijo un gran poder de decisión y le permite expresar sus emociones, se facilita el aprendizaje según su punto de vista, etc. La comunicación que establecen padre – hijos es empática y su preocupación es el futuro del niño. La interacción de la familia con el profesor se caracteriza por la empatía y la expresión de las emociones; importará mucho la autogestión y los medios para que la persona sea ella misma siendo esta preocupación esencial en este modelo. Los padres suelen buscar, preferentemente, el saber del profesor y, por lo tanto, se puede afirmar que existe poca interacción en la realidad.
3. Modelo simbiosinérgico, «simbio» supone una asociación recíproca entre dos o más seres vivos; «sinérgico» corresponde a las acciones coordinadas entre ambos. Los padres suelen establecer una relación de reciprocidad con su hijo reconociendo los derechos y deberes de cada uno, e intentando guiar al hijo sobre la base de su propia experiencia, el dialogo es el mejor medio de comunicación en la familia.
Si se adopta un modelo poco flexible, tanto en la relación con los hijos como con los profesores, se dificulta la comunicación. Los docentes también pueden asumir un modelo rígido y obstaculizarán los vínculos con los padres.
La base de la relación educativa es la participación regulada en un primer momento de la historia de la legislación educativa española por la LODE (Ley Orgánica del Derecho a la Educación), pero, entendida como una real interacción entre la familia y la escuela.
Es, por tanto, muy importante la participación de los padres y madres en la escuela, pero igual de importante es la colaboración que desde la familia se puede prestar a la labor de la escuela. Esa interacción no entiende de umbrales, ni de asignaciones: la familia educa y la escuela enseña. No. Ambas instituciones deben educar, y ambas instituciones deben enseñar.
Dejamos temporalmente el análisis de la relación familia escuela para iniciar una serie de artículos sobre como ayudar al éxito de nuestros hijos en el aprendizaje. Trataremos las distintas técnicas de estudio y estrategias de aprendizaje de una manera lo más asequible y práctica posible. La motivación, la lectura, el subrayado, los esquemas, la memoria, los repasos, los exámenes, … Seguiremos compartiendo reflexiones con todos los que quieran leernos.
Susana López Faria
Psicóloga
Xiana Domínguez Estévez
Estudiante de Magisterio